17 may 2010

Burbuja endeble

A partir del 15 de abril, será requisito para los estudiantes de la Universidad de Montemorelos portar su credencial para acceder a las instalaciones. La medida obedece al clamor generalizado de la misma comunidad interna, que rodeada por un terreno que ya no sacia su necesidad de seguridad y hermetismo, asume un posición más excluyente respecto a la sociedad externa.

La decisión, tardía para muchos y asumida con discreción por la generalidad de los estudiantes, no pretende paliar de lleno la creciente atmósfera de inseguridad dentro del plantel, ya que los visitantes inesperados no son los únicos responsables de los "incidentes" sufridos dentro de la burbuja universitaria, y embargo, ahora portan el papel de extraños inmigrantes sin una justificación para ingresar más precisa que la portación de una tarjeta.

A pesar de tan cotidiana medida de restricción, la sensación endeble de protección no tarda en devenir en la petición de mayores y mejores equipos de seguridad, ante el inevitable enfrentamiento entre los invisibles muros de la universidad y la corrosiva ola de violencia que sin tocar puertas se introdujo súbitamente en poco más que nuestras cercanías, manifestándose en forma de sonoras patrullas, interminables derrapes de camionetas y ráfagas de detonaciones nocturnas.

¿Estamos preparados para una crisis de seguridad? Los observadores más inquietos de reojo contemplan el raquítico equipamiento y las lúgubres locaciones en donde las casetas dispuestas para vigilancia fueron establecidas en otros tiempos tan lejanos a nuestro inquietante presente.

Si bien las necesidades de la sociedad actual nos estimulan y presionan a mantenernos a la vanguardia en tecnología, métodos pedagógicos y proposición de solución a problemas de pertinencia, parece irrefutable la falta de atención al sector de seguridad que por sus características encaja correctamente dentro de ese proceso evolutivo, rama en la que en comparación con otras instituciones educativas, nos hemos rezagado hasta tener lo que vemos ahora: un pequeño nicho con un escritorio roto, algunos conos para dirección de tránsito, un chaleco naranja en casos y alguna que otra silla atrofiada. Eso es lo que tenemos, no podemos pedir demasiado.

La filosofía pacífica que predicamos ha decaído en una auto-exclusión de la realidad que nuestro país vive, en aras de la presunta persecución de metas más acordes a una cosmovisión elitista impuesta, en la que “el que nada debe nada teme” y que por tanto no necesita mayor protección que la que se otorga metafísicamente.

La pérdida de sensibilidad ante asuntos de incomodidad injustificada “borra” el hecho de que nuestra universidad necesita una reestructuración integral en términos de seguridad, sin que esta modificación represente una “militarización” del plantel, idea concebida en la observación de la inepta acción gubernamental de pretensiones tan turbias como inservibles.

El rodeo a nuestra implicación en la consecución de -curiosamente- nuestra propia seguridad, nos vuelve mártires sin epifanía, absueltos por default e indiferentes a la cara más penosa de nuestra sociedad, pero no por ello ficticia. A pesar de todo más nos agrada unirnos a la masa socialmente apática, dado que “no puede el mundo ser mi hogar”, aunque mañana no podamos negarnos a nuestro trabajo, clases y reuniones sociales.

Colaboración para Calistenia
2010

Cuestión de compromiso

Entrevista con Alberto Moncada, editor y docente de ArtCom

Profesor, la tecnología ha vuelto al torrente informativo más extenso y abarcante…
Por un lado está muy bien, si tienes más información tienes más opciones para
contrastar información de diversas fuentes, el problemas es que con mucha
frecuencia los noticiarios te simplifican, te toman como menor de edad, una
información que te tardaría tres horas en discutir, ellos te la resumen en tres
minutos.

¿Entonces la prioridad recae en la audiencia y su educación respecto al consumo de
información?
A estas alturas, la pelota está en la cancha del espectador, si seguimos dejando
que nos eduquen y que nos traten así, pues es nuestra bronca, porque el
noticiario finalmente es un proyecto comercial, depende de uno si quiere
conformarse con un ingrediente para su menú.

Desde esa perspectiva, los medios ejercen su labor de forma normal y sin fallos…
Está correcto desde el punto de vista empresarial, desde el punto de vista
periodístico no. Tu los ves en la tele o los escuchas en la radio, y todos responden
a un interés muy particular, los nuestros que son medios institucionales
responden a una política, eso no quiere decir necesariamente que estén mal,
pero es mucho más fácil que tiendan hacia un extremo.

¿Cuáles son los principales vicios del comunicador actualmente?
La simplificación, la interpretación, que te digieran la información y tomen
decisiones por ti, otra sería francamente la manipulación y también están los que
se venden, los llamados ‘intelectuales orgánicos’, que son parte del sistema y lo
replican, también están los que ha comercializado la información al grado de
convertirla en show, y entonces nace una competencia por la nota más
escandalosa.

El empleo de las nuevas tecnologías ¿refuerza o combate estos vicios?
Las tecnologías están funcionando como caja de resonancia, amplifican los
defectos y virtudes, por un lado está el fácil acceso a la información, mientras que
como defecto está el hecho de que, en el caso de la web, sea un medio de
replicación sin crítica, muchos dicen que en la red hay mucha información pero
la mayoría no es original, puras réplicas.

Generaciones de periodistas y comunicadores salen cada año y se topan con las
mismas problemáticas ¿que medidas se puedan tomar desde las aulas para
contrarrestar estos vicios?

Una de las problemáticas es que este círculo vicioso trae al aula estudiantes que
no son consumidores inteligentes de los medios, estonces es difícil corregir en
cuatro años de nivel superior todo lo que no hiciste en 12 años anteriores. Tienes
que invertir un par de años en quitar todo eso, y apenas queda uno o dos para
comenzar la formación, estás en desventaja. Con todo y eso las aulas tienen
mucho quehacer, la estrategia sería que en aula pudieras hacer justo lo que no
hiciste en todos los años: contrastar, leer de todo, experimentar, que pudieras
tener una amplia variedad de alternativas, que tomes consciencia y compromiso.

¿Y que pasa cuando salimos al mundo real y no es cómo nos lo pintamos en la
escuela?
Ese siempre es un dilema difícil y no todos lo aprueban. Hay un puñadito de
comunicadores que siguen independientes, que nunca vendieron su alma al
diablo, la mayoría acaba por ceder ante las presiones laborales, prometiéndose
que algún día escribirán bien, pero es difícil. Una de las cuestiones sería que tu
entraras al medio que fuera manteniendo un nivel ético incuestionable, al grado
de salirte de ahí si el medio no armoniza, pero eso ya no depende del grado de
formación o excelencia, es un compromiso propio.

¿Cuáles son los principales retos del comunicador de cara a este panorama tan
complejo como atrayente?
El gran reto es como ofrecer un producto atractivo y nutritivo a la vez, presentar
información verdaderamente relevante y que a su vez cautive al espectador.

Colaboración para Tiempo 2.0
2009

Títeres

Despertando y yendo directamente al televisor o en su caso, a la radio, para sintonizar el noticiario de la mañana, el cual en sus titulares proclama el estallido de una crisis epidemiológica que de la noche a la mañana ha puesto a nuestro país en los ojos del mundo, y principalmente en los de la Organización Mundial de la Salud, la cual ni tarda ni perezosa pone atención especial en un nuevo virus de alta peligrosidad dada su pasmosa facilidad para propagarse y las mortales consecuencias que trae su tardío tratamiento. Le llaman la influenza o gripe porcina.

De inmediato tratamos de recopilar toda la información posible, sin darnos cuenta que en lugar de informarnos adecuadamente, nos estamos empachando de noticias, muchas de las cuales francamente no necesitamos y que sólo sirven para rellenar la agenda del noticiario, aunque se trate de información futil, superficial e irrelevante.

La capacidad de las nuevas tecnologías de adentrar en nuestras vidas sin que lo pidamos le otorga el poder a los medios de comunicación que la utilizan de bombardearnos con toda clase de mensajes, que adecuadamente presentados pueden modificar la realidad de una sociedad entera, como en el caso de la crisis por influenza, fenómeno que puso en jaque la tranquilidad a la sociedad de un día para otro, debido a la total atención de los medios de comunicación en torno a este virus naciente.

¿Qué pasa con el resto del mundo entonces? A los ojos de los medios todo ha desaparecido y el punto de atención verdaderamente importante es la terrible epidemia que azola al país. De pronto la crisis económica, la disputa por la legalización de las drogas, el narcotráfico y la inseguridad no existen más porque sólo la influenza merece real atención, y mucha de la información presentada tiene tomos amarillos, de morbo y espectáculo fácil, buscando más apelar a los miedos del consumidor que a concientizar sobre el problema en cuestión, con tal de que el sobreconsumo esté garantizado… y es que nos encanta que nos enajenen.

Desgraciadamente no todo es miel sobre hojuelas en cuanto a la información que se nos presenta y el impacto que genera en la sociedad. Bien dicen que los medios levantan y matan a sus dioses a placer, ya que de acuerdo a la opinión pública ‘si sale en la tele seguro que es verdad’, premisa peligrosa y que nos induce a consumir irresponsablemente, creyéndonos todo y sin cuestionamientos, craso error.

El fenómeno de enajenación no suele caer en el extremo de crear un pánico colectivo sin embargo se encuentra todo el tiempo presente, y si como espectadores estamos acostumbrados a consumir los medios electrónicos de forma pasiva y sin aplicar una pizca de criterio, y así, de pronto el único tema de valía para analizar es la gripe porcina, para bien y para mal, olvidando de pronto todos los otros fenómenos sociales que nos atañen tanto y que gracias a los medios se convierten en modas manipulables al gusto de lo que las prensa, los medios y el sistema crean conveniente, lo sea o no.

La realidad se tuerce todavía más y no nos queda más remedio que seguir consumiendo sin rechistar, dejando que ‘ellos’ decidan que es lo que nos debe importar, lo que no y cómo actuar, la audiencia puede ser tratada por títeres si esta no se interesa por ser tratada de tal forma. La enajenación puede prevenirse, pero sólo con un consumo moderado de los medios y siempre aplicando análisis, actividad mental que las masas han olvidado en aras del entretenimiento más tonto y frívolo. Está de nuestra parte no caer en la cómoda red de adormecimiento, ¿o preferimos seguir siendo títeres?

Colaboración para Tiempo 2.0
2009